Normalmente
en todas las Asociaciones de Charros, se le pone mucha atención a que los niños
y las niñas, vayan aprendiendo las suertes charras.
Ellos,
desde que tuvieron uso de razón, vieron a papá y a mamá montados a caballo.
Asistieron
a las charreadas, y admiraron la destreza de sus padres, montados a caballo.
Por esto,
en todas las Asociaciones se organizan las escuelas de Charrería, porque esta
tradición es heredada de padres a hijos que nos identifica como Mexicanos.
Lo primero
es aprender a montar en sus cuacos. Siempre deberán de portar el traje de
charro, o el vestido de Adelita.
Las niñas,
lo primero que quieren hacer es formar una pequeña escaramuza, pues se
emocionan con las maniobras del “Carrusel” que ejecutan las chicas mayores.
A los
niños, les atrae el floreo de la chavinda, por eso los veremos con una reata en
la mano.
Para cuando
ya tienen cierta destreza para conducir a su penco, los profesores charros, los
acercan a los toros, y así poco a poco se animan, a efectuar los primeros pasos
del coleadero.
A muchos
jovencitos les atrae el baile folklórico, por eso aprenden a bailar, y así
ellos son los que engalanan cada charreada, cuando el del micrófono grita: “Saquen
las tarimas”
Gracias a
estas escuelas de Charrería, se cumple con los siguientes objetivos:
1.- Se
fomenta, difunde y dignifica el ejercicio de la Charrería en todas sus
manifestaciones.
2.- Se da
un correcto conocimiento acerca de: Las costumbres charras, la vestimenta, las
cabalgaduras y todo lo relacionado con este deporte nacional.
3.- Se
estimula el cariño y los cuidados que se deben dar a todas las cabalgaduras.
4.- Se
impulsan las prácticas, concursos, torneos, competencias esperando la
premiación a su actividad charra.
5.- Se
logra a través de estas escuelas charras, no nada más una acción deportiva,
sino que se enaltecen los valores del mexicano.
Por eso
invitamos a todo charro y charra que impulsen esta linda actividad en sus hijos.
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