Ser charro es ser mexicano y
la charrería, como todo lo mexicano, es mestiza y forma parte de la vida
campestre del país. Heredero directo del aldeano de Salamanca, e indirecto de
los jinetes árabes y moros, nuestro charro tomó su indumentaria transformándola,
con el paso de los siglos, en el traje que lucimos orgullosamente y que tanta
curiosidad y admiración despierta en el mundo entero.
"El ser charro y el
estar en una charreada es ir a otro tiempo y a otro lugar, la charrería no es
cuestión de dinero o premios, es cuestión de orgullo, honor y costumbres. El
vestirse de charro es cubrirse un instante de siglos de tradición, es un rito
en el cual se involucra no solo la persona que usa el atuendo, sino todos los
artesanos que se involucran en el proceso: sastres, bordadores, talabarteros,
sombrereros..."
Durante las primeras épocas
de la Colonia, el uso de caballos estaba prohibido para los indígenas y los
criollos, sin embargo la expansión de la ganadería provocó que tal prohibición
se levantara puesto que eran, precisamente, los naturales de la región quienes
estaban encargados de las labores del campo y el cuidado de los animales.
Al observar las imágenes de
una charreada cabe, inevitablemente, la referencia al Rodeo
"americano". Y algo de razón hay en ello, puesto que el rodeo
desciende de la fiesta Charra, porque ésta es más antigua pero también porque
los Rodeos nacieron con la influencia mexicana, al momento de la apropiación de
nuestro territorio, por los vecinos del norte. Es decir, el rodeo es un hijo de
la Fiesta Charra.
"El antecedente más
remoto de la fiesta charra es brindado por el virrey Luis de Velasco I, en
1560: Fiestas de ochenta a caballo, con jalces y bozales de plata, encerraba
setenta y ochenta toros bravísimos y gustaba pasear los sábados por Chapultepec
donde tenía toros en un toril muy lindo y los acompañaban cien de a
caballo".
La figura del Charro y/o del
Chinaco, ha estado presente en cada una de las batallas que conforman nuestra
historia, especialmente durante la Revolución: una vez terminadas las Haciendas
como unidades económicas, muchos hombres de campo se tuvieron que trasladar a
las ciudades pero, añorando sus antiguas costumbres, se organizaron para buscar
lugares donde seguir practicando las llamadas "suertes charras". Así
que en 1919, en Guadalajara se forma la primera organización formal, llamada
"Los Charros de Jalisco" y, posteriormente, se fundan muchas
organizaciones que construyeron y acondicionaron los llamados Lienzos Charros.
Don Pascual Ortiz Rubio, durante su presidencia 1930, instaura el 14 de
septiembre como el Día del Charro y, al traje, como símbolo de nacionalidad.
Por su parte, el General Abelardo Rodríguez, también presidente de México,
declara a la Charrería como el único Deporte Nacional
No hay comentarios:
Publicar un comentario