Que
recuerdos amigos, que al final de cada práctica charra, mi novia Domi, me pedía
que la llevara a pasear por los algodonales, se montaba en el Capulín en las
enancas atrás de mi, y salíamos al campo, mientras paseábamos, mi cuaco se
sentí muy feliz cuando yo le cantaba…
“Caballo
prieto azabache, como olvidarte, te debo la vida. Cuando iban a fusilarme las
tropas leales de Pancho Villa.
Fue
aquella noche nublada, una avanzada me sorprendió, y después de desarmarme, fui
condenado al paredón.
Ya
cuando estuve en capilla, le dijo Villa a su asistente, me apartas ese caballo,
por educado y por obediente.
Sabía
que no iba a escaparme, solo pensaba en mi salvación, y tu mi prieto azabache,
también pensaste igual que yo.
Recuerdo
que me dijeron pide un deseo pa´ justiciarte. Yo quiero morir monta ‘o en mi
caballo prieto azabache.
Y
cuando en ti me montaron, y prepararon la ejecución, ni voz de mando esperaste,
te abalanzaste sobre el pelotón
Con
tres balazos de máuser, corriste azabache salvando mi vida, lo que tú hiciste
conmigo, caballo amigo no se me olvida.
No
pude salvar la tuya, y la amargura me hace llorar, por eso prieto azabache, no
he de olvidarte nunca, jamás”
Así
de feliz era el Capulín… y así se montaba Domitila en el Capulín.
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