El
mejor arrendador de un caballo es el mismo charro que lo monta.
El
cuaco sabe que es lo que quiere su amo, con solo un movimiento de la rienda, o
con una caricia en la crin, o con sentir como el charro aprieta las piernas
sobre los flancos.
El
charro conoce como es el bocado o freno que su penco mantiene en el hocico.
Comienza
por dirigir el caballo a galope desde el centro de ruedo hasta el partidero
donde una vez puesto en mano el caballo totalmente quieto viendo al ruedo
regresara al centro del ruedo a toda velocidad, rayando con las patas o cuartos
traseros, sin salirse del cuadro previamente marcado.
Posteriormente
se coloca en el centro del cuadro para hacer girar al caballo sobre su propio
eje teniendo como un mínimo de tres vueltas o lados hacia la izquierda, o lado
de montar y otras tres vueltas hacia la derecha, o lado de la garrocha
posteriormente y en la misma forma lo hará con los medios lados.
Finalmente
regresará al partidero, cejando al caballo, esto es, haciéndolo caminar hacia
atrás y en línea recta, para volver hacia el público a paso tranco, normal y
tranquilo.
Para
terminar desmontará al caballo, y quitándole el freno, se los mostrará a los
jueces, para que ellos califiquen la primera suerte que se llama: “CALA DE
CABALLO”
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