Por oír
misa y dar cebada, no se pierde la jornada.
Gallo,
caballo y mujer, por su raza has de escoger.
Al que anda
en caballo bayo, o le roban la mujer o acaso lo parte un rayo.
Caballo Moro,
ni de oro.
En cuaco
moro, ni pases agua, ni esperes toro.
Moro, si
sale bueno vale un tesoro.
A dos garrochas
no hay toro valiente.
Caballo al
caballero; para el mulato, mula y para el indio, el burro.
Ten en tu
casa perritos, y te casaran conejos; pero para andar a gusto, ensilla caballos
viejos.
Se ensilla
como en Castilla; primero poniendo el freno y hasta después la silla.
No compres
caballo, enfermo creyendo que ha de sanar; que los sanos han de enfermar.
Charro sin
sarape, ni espuelas, ni cuarta, mal rayo lo parta.
El caballo
y la mujer, al ojo se han de tener.
Para colear,
arcion corta; para el pueblo, arcion mediana; y para el camino, larga.
Espuelas de
las mejores para el caballo mejor, pero en mejores tacones.
Casa y
potro, que lo haga otro.
El agua con
todo y brida; la cebada con silla.
Andando en
el campo llano, como quiera el cristiano; pero subiendo la cuesta, como quiera
la bestia.
Y al que no
le cuadre el fuste, que lo tire y monte en pelo.
Mula que
dice no paso y mujer que dice me caso, la mula no pasa, y la mujer se casa.
Para lazar y no mancar, ni una ni más de dos amarrar.
Cuando el
arriero es malo, le echa la culpa al macho.
En las
subidas no me toquéis; ni el las bajadas me galopéis; cuando en el llano, lo
que gustéis; pero en la cuadra, no me olvidéis.
Para el
hambre la cemita; para las tunas el gancho; para la mexicanita un hombre de
sombrero ancho.
Cuando el
tiempo nos ayuda, los secos troncos retoñan.
El carbón
que ha sido lumbre, con facilidad se enciende.
Quien tenga
hacienda y que no la atienda, no tiene hacienda aunque así lo crea.
Gallo fino
y pendenciero, canta hasta en el basurero.
Alazán del
alma mía, en ti sueño noche y día.
El que
presta la mujer para bailar, la pistola para disparar, y el caballo para
colear, no tiene que reclamar.
El que
quiera ser buen charro, poco plato y menos jarro.
Sin
espuelas ni freno, no hay caballo bueno.
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