lunes, 26 de septiembre de 2011

LA DOMI, CAPITANA DE LA ESCARAMUZA





A como recuerdo aquellas practicas de la charrería que eran la preparación, para que una o dos veces al mes tuvieramos una charreada, o un competencia contra otra asociación charra. Mientras nosotros los charros de La Laguna practicábamos las distintas suertes, también poco a poco se fue formando la escaramuza de la asociación. Esta escaramuza estuvo lista cuando se junto el grupo de ocho adelitas, que montando a la mujeriega y galopando dentro del ruedo, hacían varias evoluciones dividiéndose por parejas o en dos grupos de a cuatro. El caporal que las enseñó a montar a la mujeriega, fue el charro don Manuel Dávila, quien también les enseñó a galopar por el ruedo, primero de una a una, luego por parejas, después por cuarteta y finalmente a las ocho adelitas. Ellas tenían que galopar al ritmo de la música, ya fuera: Las Coronelas, la Marcha de Zacatecas o alguna otra pieza de ese mismo corte, en las prácticas se usaba sonido, pero ya en las charreadas era el mariachi el que acompañaba a las jinetes. Lógico que la capitana, fue mi novia, la Domi, ¡Ah que bien montaba la escuincla! al mismo tiempo que era la que comandaba al grupo de ocho, comandaba a las primeras cuatro, porque al segundo grupo de cuatro lo comandaba Alma Dávila la hija de don Manuel. Normalmente la escaramuza empezaba desde el partidero al fondo del lienzo, ahí se ponían las ocho coronelas en línea, y partían al galope por todo el lienzo hasta llegar al centro del ruedo, ahí rayaban sus monturas y saludaban al público llevándose la mano derecha hacia el sombrero charro. Se cerraban las puertas del lienzo y empezaba la música a sonar, ya fuera con el mariachi o con sonido. La Domi que estaba en el extremo derecho de las chicas, le daba vuelta a su cuaco y empezaba un galope por todo el ruedo. Las demás chicas la seguían. Galopando se iban separando por cuarteta. Alma Dávila y sus tres seguidoras galopaban un poco más lento permitiendo a la Domi y sus seguidoras abrirse en abanico. Para la segunda vuelta al galope, las chicas se dirigían al centro del ruedo y empezaban los entrecruces, luego regresaban a la orilla del ruedo y tras haber dado una vuelta al galope, ahora se entrecruzaban de dos en dos. Y así, el entusiasmo, el colorido de sus faldas, la sonrisa de las amazonas, la música del mariachi, hacían que los corazones de los espectadores se entusiasmaran. El mío latía con furia al ver a la Domi dirijiendo a sus adelitas, era una verdadera Coronela. Al terminar sus evoluciones, se ponían de nuevo en línea. Se abrían las puertas del lienzo, y cejando a sus monturas llegaban hasta el fondo del mismo. Y de ahí muy elegantemente regresaban al ruedo, trayendo sus cabalgaduras al paso para recibir los aplausos del público y una diana por parte del mariachi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario