lunes, 13 de enero de 2014

EL DÍA QUE ME CAÍ DEL CAPULÍN Y ME SALVO


EL CAPULÍN ANTES DE ENSILLARLO

Que lindo era mi cuaco, ya saben yo le puse por nombre "EL CAPULÍN" y lo disfruté mucho en mi juventud, pero hubo ocasiones en que me pegó algún susto.

Como aquel día que lo ensillé muy temprano para irme a las liebres. Era un gusto para mi corretear a la liebres por el campo con mi pistola calibre 22 y tirarles de pajuelazos aunque nunca les pegaba.


YENDÓ A LAS LIEBRES POR LA ORILLA DEL RÍO NAZAS

Un día me salió un coyote y lo correteé hasta que se escondió tras unas rocas.


ASÍ ME SALIÓ EL COYOTE Y SE FUE A ESCONDER TRAS UNAS ROCAS

Entonces hice que el CAPULÍN le diera la vuelta a esas peñas y paré al penco cuando de repente me agarra descuidado y se para de manos, yo no iba muy bien acomodado en la silla y que me caigo. Me dio mucha rabia por verem derribado por mi caballo. Yo, que jineteaba yeguas brutas y toros bravos y que pocas veces bese la tierra de los lienzos, ese día mi tresalbo me bajo de la silla, pero eso no fue lo peor. De repente oigo un cascabeleo y a un metro más o menos salió de entre las piedras un tremendo bicho quien al verme sacó su lengüita bifida y estuvo a punto de hundirme sus colmillos.


QUE MIEDO ME DIO VER ESA LENGUA BIFIDA

Pero ahí estaba mi caballo, que sin pensarlo se volvio a parar de manos, y de una muy oportuna patada con el casco de su pata delantera derecha, le aplasto la cabeza al reptil.

¿Que creen? el CAPULÍN al sentir que la cascabel estaba entre las piedras se paro de manos y por eso me caí.

Pero de una manera muy acertada, le aplastó la cabeza a la casacabel y por eso creo: Que mi caballo me tiró primero y luego ME SALVÓ.

Me levanté, recogí mi fusca 22 y me monte en el caballo y regresé a casa.


DE REGRESO A CASA, TODAVÍA ME TEMBLABAN LAS PIERNAS

jueves, 2 de enero de 2014

CUANDO LLEVE AL CAPULIN AL HERRADERO

En diciembre de 1958 me invitaron a un HERRADERO, este llevó a cabo en el rancho de Don Leobardo Aguilera, el cual queda al noroeste de Ceballos, casi en la sierra del diablo. En este rancho, Don Leobardo mantiene ganado vacuno y caballar.

Yo le pedí a Perico su hijo que nos llevara en su pick-up al CAPULÍN y a mí, pues yo no quería montar otro caballo, que no fuera el mío.


VAMOS SALIENDO EL CAPULÍN Y YO RUMBO A LOS AGUAJES DEL RANCHO

Normalmente los HERRADEROS son eventos que se llevan en los ranchos ganaderos, donde se marca a los animales, colocandoles el hierro que identifica al rancho. Se cuentan las cabezas de ganado, ya sean vacas y becerros, caballos y potrillos, los cuales se encuentran distribuidos por manadas que viven cerca de los aguajes de cada rancho.

Ya instalados en el rancho, Perico el hijo de Don Leobardo nos organizó a todos lo vaquero por cuadrillas. Un día nos tocaba ir a buscar la manada de ganado a determinado aguaje y arrearla haci los corrales del rencho. Al día siguiente, nos quedábamos en estos corrales apartando al ganado mayor del menor, se contabilizaban vacas o caballos, se marcaban novillos o potrillos, se les vacunaba a todos y se les cortaba la greña a los caballos y mulas.


ASÍ SE ARREA A LA CABALLADA


ASÍ SE ARREAN A LAS VACAS


Y ASÍ SE YERRA AL GANADO

Déjenme decirles que el CAPULÍN se sentía como en casa corriendo detrás de cada manada y yo feliz pues aprendí todo lo referente a los HERRADEROS.