sábado, 27 de septiembre de 2014

LA BODA CHARRA



En una boda charra, como su nombre lo indica, la figura del charro, por lo tanto del novio y de lo demás charros que asistan como invitados será muy importante. De esta forma tanto el novio como todos los hombres que se dediquen a la charrería deberán de vestir en tan importante día el traje de gala o de etiqueta de charro.

En relación a la novia, en una boda charra ella podrá decidir si querrá llevar como vestido de novia el clásico traje de escaramuza, vestimenta de gala para una mujer charra

Dentro de la boda charra la llegada a la ceremonia de la boda es muy importante. Primero hace su arribo triunfal el novio montado a caballo y acompañado de sus amigos charros también a caballo. Posteriormente llegará la novia en calandria para casarse con su futuro esposo.

La música de la ceremonia de la boda correrá a cargo de un mariachi.

Después de la ceremonia, la feliz pareja partirá a la recepción de la boda, en la calandria, el padre de la novia abrirá la procesión montando el caballo en el cual llegó su yerno y seguidos por los demás charros en caballo. La fiesta tendrá que llevarse a cabo en un lugar para boda que armonice con el tema charro y deberá de ser organizada con base a una boda mexicana

La comida será basada en la cocina mexicana, platillos auténticos de la región donde se llevará a cabo la boda, la cual será rociada con aguas de frutas, licores como tequila, mezcal y cerveza.

Si la novia es parte de la escaramuza, de seguro que tendrá a algún hermanito que sepa florear la reata y que pueda dar una exhibición antes de comenzar el baile.


martes, 23 de septiembre de 2014

CÓMO SE HIZO PEDRO INFANTE, CHARRO



Don Miguel Lara Guerrero, hombre de a caballo con 100 años de vida, es poseedor de un acervo cultural e histórico que data de la época de la Revolución; pero además es pieza clave y discreta de la época de oro del cine mexicano y de la formación de Pedro Infante como uno de los ídolos charros más recordados de todas las épocas.

Nacido en el estado de Hidalgo el 17 de septiembre de 1914, don Miguel Lara adoptó a San Juan del Río como su segundo hogar en los últimos años; en este municipio queretano fue animado por sus amigos para escribir el libro Antes de que se me olvide, un ejemplar repleto de anécdotas del autor al lado de Pedro Infante, el gran ídolo de México, a quien describe como su amigo admirable, un hombre sencillo, amante de las mujeres y de la comida yucateca.

Testigo de la transformación de las labores campiranas a la charrería, don Miguel Lara fue uno de los principales promotores del deporte mexicano en el séptimo arte; llevó sus caballos y su experiencia en la monta a los sets de filmación y así, artistas como Pedro Infante, Pedro Armendáriz, Emilio El Indio Fernández y Joaquín Cordero, entre otros, tuvieron la oportunidad de aprender más de la charrería, básica en el cine de la época.

Aunque Miguel Lara incursionó en el cine con pequeñas actuaciones conocidas como “vits”, fue su experiencia en la monta lo que le hizo permanecer en la industria, pero como asesor de las futuras estrellas, entre ellas Pedro Infante, con quien forjó una amistad que sólo la muerte pudo quebrar.

Fue el buen carácter y sinceridad de Pedro Infante lo que forjó la amistad entre éste y Miguel Lara; el ídolo de México se inició en el cine como actor secundario de la película La feria de las flores al lado de María Luisa Zea, Antonio Badú y Fernando Fernández; “los tres tenían que ir montados a caballo cantando y con guitarra y también Pedro, aunque los otros cantaban mal”, recuerda don Miguel.

Pedro… el bueno

“Pedro era de una zona donde no hay charros, nunca había montado, pero se informa que yo llevaba los caballos, me dice, ‘oye, mano, vengo a pedirte un favor, voy empezando en esto y quiero que me dejes montarme en un caballo’, a mí me cayó muy bien, éramos de la edad, él casi tenía 23 años”, relata.

Don Miguel y Pedro Infante acordaron iniciar con sus clases todos los días a las 7 de la mañana, una semana duró el adiestramiento, bien aprovechada, pues además de la monta, la futura estrella aprendió técnicas de charrería, desde entonces trabajaron juntos, el afecto creció, a ambos se les veía por las calles a caballo.

Pedro Infante, el charro parrandero enamorado y tomador de la pantalla, no probaba gota de alcohol, sus recuerdos de infancia con un padre al que le gustaba la bebida, fueron la causa, “Pedro me platicaba que su papá era músico, lo llevaban a tocar y le daban de beber y no llevaba dinero a la casa; la mamá de Pedro se dedicaba a coser ajeno para ganarse unos centavos para sus cerca de 13 hijos, a Pedro eso le daba coraje, por eso no quiso tomar”.

Para don Miguel Lara, el éxito de Pedro Infante y su superación como artista por encima de estrellas estudiadas, fue su sencillez; “él siempre saludaba, cuando la gente no podía entrar a las plazas de toros a verlo cantar porque no tenían dinero, esperaban afuera y Pedro a la hora de salir y que los veía, se detenía para cantarles una canción, ese fue su éxito, su forma de ser”, relata.

Don Miguel desmiente los rumores sobre la presunta rivalidad de Pedro Infante y Jorge Negrete en los sets de filmación durante el rodaje de Dos tipos de cuidado, ni peleas ni balaceras ocurrieron en las grabaciones, dice.


“Jorge Negrete vivía a tres cuadras de donde tenía mis caballerizas, invariablemente pasábamos a la casa de Jorge a saludarlo, Jorge se dirigía a Pedro con cierto desplante, pero Pedro lo admiraba, era su ídolo cuando aún no era artista, siempre le dio su lugar, aunque en la película Dos tipos de cuidado Jorge no quiso vestirse igual, pero Pedro era muy inteligente y le daba por su lado, nunca discutieron”.

A María Félix la recuerda como una de las mujeres más hermosas del cine mexicano, una gran artista a la que también marcó su carácter imponente y difícil al trato.

La muerte del amigo

Miguel Lara recuerda con exactitud cuando recibió la noticia de la muerte de su gran amigo; trabajando como standing en una producción de Miguel Aceves, fue que supo del accidente en avión piloteado por Pedro Infante.

“Pedro le decía a Miguel Aceves El Traca Traca y éste le decía a Pedro el Pelón Infante por sus entradas; se llevaban mucho, Miguel me dice que se había matado El Pelón, yo le dije que si era una guasa, era muy cruel, pero era verdad”.

El sepelio de Pedro Infante al igual que el de Jorge Negrete fueron impactantes en el mundo del cine; don Miguel recuerda que el funeral de su amigo fue imponente, “un mundo de gente le dieron el último adiós hasta el Panteón Jardín, mujeres que se desmayaban, la gente lloraba, una muerte muy sentida para todo el pueblo”.

Antes de que se le olvide

Las vivencias de don Miguel Lara al lado de artistas del cine mexicano forman parte de innumerables anécdotas de su libro, pero también su visión sobre momentos históricos como la Revolución, la vida del campo y la época de esplendor de las haciendas y el arribo de las tropas revolucionarias a éstas para apropiarse los caballos.

El 17 septiembre de 2014 cumplió don Miguel Lara 100 años, pero la memoria no le falla y gracias a ello ha logrado crear esta pieza histórica y cultural Antes de que se me olvide, lectura que será obligada para los hombres de a caballo, para los amantes de la época del cine de oro mexicano y para los historiadores.

domingo, 14 de septiembre de 2014

MIS PENSAMIENTOS PARA EL CAPULÍN

A caballo regalado no le mires el diente…



Caballo cosquilloso, no lo compres aunque sea hermoso…




Caballo de muchos amos, siempre muere de gusanos…




Caballo de regalo, tenlo por bueno aunque sea malo…




Caballo hermoso, de potro sarnoso…




Caballo que ama al dueño hasta respira como él…




Caballo que vuela no necesita espuela…




Caballo de buena andanza ni suda ni cansa…




El que presta su caballo para charrear y a su mujer para bailar, no tiene que reclamar…




El alazán tostado, antes muerto que cansado…




Los caballos pintos y los pellejos, se ven desde lejos…




Cuando mi caballo relincha, no hay yegua que guarde cincha…



Al caballo más seguro, no le sueltes la rienda…




A caballo ajeno, espuelas propias…




No le pegues a la yegua, antes de empezar la carrera…

viernes, 5 de septiembre de 2014

LA CHINA POBLANA

Así como la soldadera es la pareja del revolucionario, la CHINA POBLANA es la compañera del Charro.

Su lujoso traje lleva una falda o “zagalejo” de paño, generalmente rojo, recamado de lentejuelas con dibujos geométricos, y en el frente el águila nacional.

La blusa está finamente bordada en el escote con chaquira y porta un rebozo “de bolita”, zapatillas rojas, largas trenzas con listones de colores y ocasionalmente un sombrero de charro.
El origen de la china viene de la época colonial. Ella era en realidad la princesa Minah, hija de un rey mongol, que fue raptada y luego vendida en Filipinas, de donde salió en una nao rumbo a la Nueva España.
En el camino de las costas del Pacífico a la capital, al pasar por la ciudad de Puebla fue adquirida por una familia española de apellido Soza. Durante su estancia en Puebla sus trajes exóticos llamaron poderosamente la atención de las mujeres del pueblo, quienes los copiaron, agregándoles el gusto indígena. Años más tarde las pulquerías, fondas o refresquerías eran atendidas por muchachas que portaban ese atrevido y llamativo traje. Hoy en día su fama ha trascendido las fronteras y en el extranjero, junto con el varonil charro, se ha convertido en un símbolo de México.
Cuantas veces tuvo el CAPULÍN la dicha de que alguna compañera de la escaramuza de nuestra asociación fuera montando a mi penco, en alguna charreada.

jueves, 4 de septiembre de 2014

REFRANES DE CHARROS



Por oír misa y dar cebada, no se pierde la jornada. 

Gallo, caballo y mujer, por su raza has de escoger. 

Al que anda en caballo bayo, o le roban la mujer o acaso lo parte un rayo. 

Caballo Moro, ni de oro. 

En cuaco moro, ni pases agua, ni esperes toro. 

Moro, si sale bueno vale un tesoro. 

A dos garrochas no hay toro valiente. 

Caballo al caballero; para el mulato, mula y para el indio, el burro. 

Ten en tu casa perritos, y te casaran conejos; pero para andar a gusto, ensilla caballos viejos. 

Se ensilla como en Castilla; primero poniendo el freno y hasta después la silla. 

No compres caballo, enfermo creyendo que ha de sanar; que los sanos han de enfermar. 

Charro sin sarape, ni espuelas, ni cuarta, mal rayo lo parta. 

El caballo y la mujer, al ojo se han de tener. 

Para colear, arcion corta; para el pueblo, arcion mediana; y para el camino, larga. 

Espuelas de las mejores para el caballo mejor, pero en mejores tacones. 

Casa y potro, que lo haga otro. 

El agua con todo y brida; la cebada con silla. 

Andando en el campo llano, como quiera el cristiano; pero subiendo la cuesta, como quiera la bestia. 

Y al que no le cuadre el fuste, que lo tire y monte en pelo. 

Mula que dice no paso y mujer que dice me caso, la mula no pasa, y la mujer se casa. 

Para lazar y no mancar, ni una ni más de dos amarrar. 

Cuando el arriero es malo, le echa la culpa al macho. 

En las subidas no me toquéis; ni el las bajadas me galopéis; cuando en el llano, lo que gustéis; pero en la cuadra, no me olvidéis. 

Para el hambre la cemita; para las tunas el gancho; para la mexicanita un hombre de sombrero ancho. 

Cuando el tiempo nos ayuda, los secos troncos retoñan. 

El carbón que ha sido lumbre, con facilidad se enciende. 

Quien tenga hacienda y que no la atienda, no tiene hacienda aunque así lo crea. 

Gallo fino y pendenciero, canta hasta en el basurero. 

Alazán del alma mía, en ti sueño noche y día. 

El que presta la mujer para bailar, la pistola para disparar, y el caballo para colear, no tiene que reclamar. 

El que quiera ser buen charro, poco plato y menos jarro. 

Sin espuelas ni freno, no hay caballo bueno.