jueves, 28 de abril de 2016

VESTIRSE DE CHARRO



Vestirse de Charro, es como vestirse de caballero, sabiendo bien que el segundo, no precisa del primero.

Que más que el traje por fuera, importa el traje por dentro, más que la gala del traje, la gala del sentimiento.

Por eso un buen charro sabe que esta cubriendo y luciendo con noble traje, su firme nobleza de caballero.

Vestir de Charro es: vestirse dos veces de caballero.

Vestirse de Charro es como vestirse de México, sus minas en sus espuelas, sus cumbres en sus sombreros.

Pero no solo por fuera es vestirse de México, que al mineral de la patria y a la cumbre de sus cerros en la estrella de la espuela y en la cima del sombrero.

Han de juntar plata viva, lo noble del pensamiento, lo firme de la palabra y lo claro de los hechos.

No solo en el lienzo charro hay que ser charros, hay que serlo en el lienzo de la vida, en éste encendido lienzo.

En el que con más bravura y menos lucimiento, hay que demostrar diariamente, a galas y jineteos con el ardor de la sangre, el gesto de caballero.

Vestirse de Charro es como vestirse de México, y todo buen charro doblemente caballero, sabe a cuanto se obliga un hombre que va vestido de México.

miércoles, 27 de abril de 2016

LOS PENSAMIENTOS DE DON SIXTO



Un día estábamos el Cheno Porras y yo, platicando con don Sixto Barrera y le pedimos algunos comentarios sobre la charrería y nos dio éstas reflexiones…



Vale más lazo sencillo con puntería colocado, que largo lazo floreado que nunca llega al novillo.

Hay veces que no entra el pial aunque esté bien cobijado, y otras que es más animal el que monta, que el montado.

No se mujer que te pasa que me vives criticando, más vale un charro en la casaque ver un ciento coleando.

Jineteaba Toño ayer bien agarrado a la gaza, y le gritó su mujer que se hallaba entre la raza:  “¡Así te quisiera ver  cuando llegas a la casa!”

El cielo le sabe dar a cada uno sus dones, hay muchos charros panzones que no pueden jinetear, y la hora de manganear resultan ser señorones.

martes, 26 de abril de 2016

LA MONTURA DE MI CAPULÍN



Tuve que conocer todas las partes de la silla charra, con la que le colocaba al CAPULÍN. He aquí una descripción de la que usaba mi penco…

La silla charra es aquella silla de montar o montura utilizada como asiento por las personas que practican la charrería. Se coloca encima del lomo del caballo para un mayor soporte y seguridad del charro.

A pesar de que es muy pesada, comparada con otras sillas de montar, es muy cómoda para el caballo y jinete, sin causar daño en el lomo del animal.

Es funcional para realizar cualquiera de las Suertes Charras.

La actual montura charra ha sufrido cambios a lo largo de su historia. La silla de montar fue introducida a México en 1519, por Hernán Cortes. Al llegar a América, trajo con él sus caballos y sus monturas.

Utilizaba una de las monturas españolas de esa época, utilizada principalmente para las labores del campo y el rejoneo. En los inicios de la Época Colonial, los indios tenían prohibido, bajo pena de muerte, montar los caballos. No obstante, el aumento del ganado vacuno y caballar, traído en la conquista, obligó a los españoles enseñar el arte de montar a los indios, llamados Chinacos resultado del mestizaje entre español e indio, para que ellos se encargaran del ganado. En 1555, el Virrey de Nueva España, Don Luis de Velasco, propone que los indios creen una silla de montar propia.

Es así que los Chinacos toman distintas pieles a su alcance: venado, gamuza, borrego, chivo; y maderas para crear una silla con ciertas similitudes de la silla española. Una de las similitudes es el fuste, con la diferencia de que en la silla charra se utiliza para derribar al ganado.

De ahí en fuera se conserva la teja parte posterior de la silla y algunas formas de amarrar sostener la silla al lomo y sus partes.

Todas las partes de la silla charra se han ido modificando e innovando de acuerdo a las necesidades del charro, ya sea para practicar la charrería como deporte o usar las sillas para el trabajo en el campo.

Los dos lados de la silla izquierdo y derecho son completamente diferentes.



sábado, 23 de abril de 2016

EN UNA MANADA VIDE...



Como recuerdo el día que un hacendado me regaló un potro por haberle recuperado a una yegua que se escapó del lienzo charro. 

Por eso, en una de las charreadas, a la hora de las canciones, yo montado en el CAPULÍN le brinde al público esta canción…

“Ajua, ahí les va el corrido del potro lobo gateado y déjense venir sin vara, abocanados, ajua…” 

En una manada vide, un potro que me gustaba, me fui a ver al hacendado, señor traigo una tratada, quiero que me de un caballo, por mi yegua colorada.
Me contesto el hacendado, ¿Qué caballo quieres tú? un potro lobo gateado, que vi ayer en el corral, que charros y caporales, no lo han podido amansar 

Luego que hicieron el trato, el charro le echo una hablada si quieres ganar dinero, échele algo a la coleada le juego con diez mil pesos, a su yegua colorada 


“Ni usted conoce mi yegua, ni yo su caballo, así que es una apuesta al puro tanteyo, si hay valor…” 

Le contesto el hacendado, dirás que te tengo miedo, vámonos a la oficina, para sacar el dinero, y la apuesta la cazamos, con el tullido Severo 


“Así no corre con el dinero, entre mas seguro mas marrado…” 

Les dieron la voz de arranque, la yegua se adelantó atrás el lobo gateado, un ratito la siguió, y luego sin cumplimientos, con 3 cuerpos le gano 

Ya con esta me despido, dispensen lo mal trovado, aquí termina el corrido, de un charro y un hacendado de la yegua colorada y el potro lobo gateado.

“ajua…”
 

martes, 5 de abril de 2016

POEMA PARA EL CAPULÍN



Infalible al andar por trochas y caminos
para que estando ebrio yo llegue a mi destino.
Leal, incansable y noble compañero de juerga
amigo de mi gente, hermoso y bien plantado;
fino, elegante, airoso, por mi cada paso.

Inteligente Capulín: me miras con ternura;
me cargas con cariño, me llevas donde quiero;
Esperas mis caricias sin mostrar desespero,
tu cuerpo entero vibra cuando toco tu pelo.
Tu especie ocupa un puesto prioritario en la historia:
un día llego a América algún abuelo tuyo,
y decidió quedarse para que fueras mío.

Algunos de los tuyos se han ido, mejorados,
para que el mundo sepa que aquí cualquier caballo se vuelve mas hermoso.
Más fino, más garboso, más grande, mas sublime, pues sabemos montarlo y mejorar su paso.

Amigo de mi vida: te quiero y tú lo sabes
Lo observas en mis ojos, lo sientes en mis manos,
y lo confirmas siempre que tu cuerpo y el mío, son un solo elemento cuando juntos andamos

Estas en los establos, en chapas de correas;
en estatuas, en cuadros, te exhibimos sin pena y hoy quisimos también meterte en un poema.

Capulín: tu eres la fuerza, inteligencia y brío;
pero de tal nobleza, ninguno como el mío.