miércoles, 3 de diciembre de 2014

SOÑAR NO CUESTA NADA



Que feliz hubiera sido yo, si el CAPULIN hubiera nacido como un CABALLO AZTECA, pero cuando fue mío, allá por los finales de los 50 del siglo pasado, esta nueva raza de caballos mexicanos, todavía no se desarrollaba.

El CABALLO AZTECA es el resultado de cruzas selectivas entre caballos de pura raza Andaluza y yeguas Cuarto de Milla. 

La Raza AZTECA hereda del caballo Andaluz, nobleza y arrogancia, crines y colas bien pobladas, elementos que le dan gran belleza. Y de la raza Cuarto de Milla, dulzura, fortaleza y velocidad, conformando una armonía de perfecto equilibrio. 

Las sangres que corren por el caballo Raza AZTECA, lo hacen magnífico para la charrería, también para rejoneo y para trabajos de campo y paseo. 

Son caballos de gran nobleza y de gran belleza.

En 1969 la Casa Domecq México, a través de Don Antonio Ariza, organizó una visita de 300 charros mexicanos a España, en donde se adquirió; para México un lote de caballos y yeguas de raza española, que promovió el desarrollo del caballo de esta raza en México. Considerando la gran afición al caballo que existe en México, se inició de inmediato, por un grupo de criadores apoyados por La Casa Domecq, la cruza de esos caballos españoles con yeguas Cuarto de Milla de la Ganadería Mexicana.

Las primeras crías obtenidas de esta cruza fueron denominadas por los charros Caballos de Raza AZTECA, iniciándose el programa por el Sr. Manuel Herrera, Director de Escuela de Jinetes Domecq en Texcoco Edo. de México, que ha continuado el programa hasta la fecha. Al conocerse las buenas características de estos caballos, se constituyó en 1974 la primera Asociación de Criadores de Caballos de Raza AZTECA.

La Raza AZTECA, es el resultado de cruzas selectivas entre caballos de pura raza Andaluza y yeguas Cuarto de Milla.

La Raza Azteca hereda del caballo Andaluz, nobleza y arrogancia, crines y colas bien pobladas, elementos que le dan gran belleza. Y de la raza Cuarto de Milla, dulzura, fortaleza y velocidad, conformando una armonía de perfecto equilibrio. Las sangres que corren por el caballo Raza Azteca, lo hacen magnífico para la charrería, también para rejoneo y para trabajos de campo y paseo. Son caballos de gran nobleza y de gran belleza.