jueves, 28 de abril de 2016

VESTIRSE DE CHARRO



Vestirse de Charro, es como vestirse de caballero, sabiendo bien que el segundo, no precisa del primero.

Que más que el traje por fuera, importa el traje por dentro, más que la gala del traje, la gala del sentimiento.

Por eso un buen charro sabe que esta cubriendo y luciendo con noble traje, su firme nobleza de caballero.

Vestir de Charro es: vestirse dos veces de caballero.

Vestirse de Charro es como vestirse de México, sus minas en sus espuelas, sus cumbres en sus sombreros.

Pero no solo por fuera es vestirse de México, que al mineral de la patria y a la cumbre de sus cerros en la estrella de la espuela y en la cima del sombrero.

Han de juntar plata viva, lo noble del pensamiento, lo firme de la palabra y lo claro de los hechos.

No solo en el lienzo charro hay que ser charros, hay que serlo en el lienzo de la vida, en éste encendido lienzo.

En el que con más bravura y menos lucimiento, hay que demostrar diariamente, a galas y jineteos con el ardor de la sangre, el gesto de caballero.

Vestirse de Charro es como vestirse de México, y todo buen charro doblemente caballero, sabe a cuanto se obliga un hombre que va vestido de México.

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