lunes, 20 de octubre de 2014

COMO LE GUSTABA AL CAPULÍN QUE YO CANTARA



Que recuerdos amigos, que al final de cada práctica charra, mi novia Domi, me pedía que la llevara a pasear por los algodonales, se montaba en el Capulín en las enancas atrás de mi, y salíamos al campo, mientras paseábamos, mi cuaco se sentí muy feliz cuando yo le cantaba…

“Caballo prieto azabache, como olvidarte, te debo la vida. Cuando iban a fusilarme las tropas leales de Pancho Villa.

Fue aquella noche nublada, una avanzada me sorprendió, y después de desarmarme, fui condenado al paredón.

Ya cuando estuve en capilla, le dijo Villa a su asistente, me apartas ese caballo, por educado y por obediente.

Sabía que no iba a escaparme, solo pensaba en mi salvación, y tu mi prieto azabache, también pensaste igual que yo.

Recuerdo que me dijeron pide un deseo pa´ justiciarte. Yo quiero morir monta ‘o en mi caballo prieto azabache.

Y cuando en ti me montaron, y prepararon la ejecución, ni voz de mando esperaste, te abalanzaste sobre el pelotón     

Con tres balazos de máuser, corriste azabache salvando mi vida, lo que tú hiciste conmigo, caballo amigo no se me olvida.

No pude salvar la tuya, y la amargura me hace llorar, por eso prieto azabache, no he de olvidarte nunca, jamás”

Así de feliz era el Capulín… y así se montaba Domitila en el Capulín.

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