lunes, 18 de julio de 2016

SER CHARRO ES SER MEXICANO



Ser charro es ser mexicano y la charrería, como todo lo mexicano, es mestiza y forma parte de la vida campestre del país. Heredero directo del aldeano de Salamanca, e indirecto de los jinetes árabes y moros, nuestro charro tomó su indumentaria transformándola, con el paso de los siglos, en el traje que lucimos orgullosamente y que tanta curiosidad y admiración despierta en el mundo entero.

"El ser charro y el estar en una charreada es ir a otro tiempo y a otro lugar, la charrería no es cuestión de dinero o premios, es cuestión de orgullo, honor y costumbres. El vestirse de charro es cubrirse un instante de siglos de tradición, es un rito en el cual se involucra no solo la persona que usa el atuendo, sino todos los artesanos que se involucran en el proceso: sastres, bordadores, talabarteros, sombrereros..." 

Durante las primeras épocas de la Colonia, el uso de caballos estaba prohibido para los indígenas y los criollos, sin embargo la expansión de la ganadería provocó que tal prohibición se levantara puesto que eran, precisamente, los naturales de la región quienes estaban encargados de las labores del campo y el cuidado de los animales.

Al observar las imágenes de una charreada cabe, inevitablemente, la referencia al Rodeo "americano". Y algo de razón hay en ello, puesto que el rodeo desciende de la fiesta Charra, porque ésta es más antigua pero también porque los Rodeos nacieron con la influencia mexicana, al momento de la apropiación de nuestro territorio, por los vecinos del norte. Es decir, el rodeo es un hijo de la Fiesta Charra.

"El antecedente más remoto de la fiesta charra es brindado por el virrey Luis de Velasco I, en 1560: Fiestas de ochenta a caballo, con jalces y bozales de plata, encerraba setenta y ochenta toros bravísimos y gustaba pasear los sábados por Chapultepec donde tenía toros en un toril muy lindo y los acompañaban cien de a caballo".

La figura del Charro y/o del Chinaco, ha estado presente en cada una de las batallas que conforman nuestra historia, especialmente durante la Revolución: una vez terminadas las Haciendas como unidades económicas, muchos hombres de campo se tuvieron que trasladar a las ciudades pero, añorando sus antiguas costumbres, se organizaron para buscar lugares donde seguir practicando las llamadas "suertes charras". Así que en 1919, en Guadalajara se forma la primera organización formal, llamada "Los Charros de Jalisco" y, posteriormente, se fundan muchas organizaciones que construyeron y acondicionaron los llamados Lienzos Charros. Don Pascual Ortiz Rubio, durante su presidencia 1930, instaura el 14 de septiembre como el Día del Charro y, al traje, como símbolo de nacionalidad. Por su parte, el General Abelardo Rodríguez, también presidente de México, declara a la Charrería como el único Deporte Nacional

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