lunes, 29 de agosto de 2016

QUE LINDO ES EL CHARRO QUE SABE DE REFRANES



A buena mujer y a caballo bien arrendado, poco freno les basta.

Ahora que tiene potro, le vuelve la vista a otro.

¡Ah, qué bonita piedra para darse un tropezón!

Bien haiga lo bien parida, que ni trabajo dio criarla.

Burro chiquito, siempre mocito.

Buscamos el burro y andando en él.

Caballo que admite el freno, ha dejado de ser bueno.

Caballo que alcanza, gana.

Caballo que no raya, que aprenda o que se vaya.

Charro sin reata, espuelas ni cuarta, mal rayo lo parta.

De buena vaca y buen toro, no puede salir mal ganado.

De que Dios dice a dar, hasta los costales presta, y de que quita hasta rasguña.

El burro de San Vicente lleva la carga y no la siente.

El que da las señas del camino, andado lo tiene.

El que no llora, no mama.

Feo es llegar a viejo… pero más el no llegar.

Gallo, caballo y mujer, por la raza has de escoger.

Hágase la voluntad de Dios… en los bueyes de mi compadre.

Hasta que muere el arriero, no se sabe de quién es la recua.

Indio que fuma puro, ladrón seguro.

Jaula abierta, pájaro muerto.

La mujer y el caballo más quieren freno que espuelas.

La cuenta de San Bruno: pague lo suyo cada uno.

La soberbia que a caballo fue, volvió descalza y a pie.

Maíz para mantener, trigo para enriquecer y cebada para empobrecer.

Un alacrán de Durango, derramaba su ponzoña, ande con tiento charrito que la vida no retoña.

Donde hay yeguas, potros nacen.

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