lunes, 18 de agosto de 2014

POEMA AL CHARRO MEXICANO



EL VALOR CHARRO

“Los hombres son cual naves que pasan por la noche
cubiertos por la sombras que borran su figura,
que son indiferentes al halago o reproche,
pues sólo es su camino, la vacía sepultura.

Pero todos aquellos que a la vida llegaron
y supieron de risas, de canciones y amor,
las sombras de la noche, a donde los llevaron?
o desaparecieron? O están en ti señor!!

Esta pregunta invoca mi condición humana, 
quiero saber la ruta de amigos que se han ido,
a donde moran ellos, es tarde o es mañana,
hay luz, hay sombras, hay dolor o hay gemido.

Pero... mente que absurda saber quiere el secreto
que vive en el mandato del Padre Celestial,
no es potestad humana conocer el sendero,
de la ruta que lleva el hombre en su final.

Tal vez seré un iluso o un torpe sin sentido,
que penetrar quisiera  en la región final,
donde se han ido charros de recuerdo querido,
y quisiéramos tengan alegría y sana paz.

Que quisiera el eterno permitirles un día,
ensillar sus caballos con amor nacional;
y despertar contentos la más sana alegría,
así como en la tierra hacer su festival


Calando su caballo con pasión verdadera,
engarzando sus piales con su gran devoción,
y hacer buenas caídas en linda coleadera,
o jinetear un toro con destreza y pasión

Alistar su chavinda para lazar cabeza,
y en el ruedo también, tirar hermoso pial;
y abriendo sus caballos con suprema destreza
realizando la terna de fiesta nacional.

O sobre una tordilla que en el viento repara,
pa´ quitarse al jinete que sobre el lomo va,
que le juega las piernas con cadencia tan clara,
asombrando a la gente que en la fiesta estará.

Al tomar su chavinda, manejará con arte
la mangana preciosa que tratará prender,
rodada, mascarita, bigotona o resorte,
porque todas las sabe, en su diario quehacer
manganas a caballo darán comienzo,
del valor de los charros que en tu reino estarán,
porque ellos siempre amaron tus santos mandamientos,
fueron nobles humanos y tuvieron piedad.

En pasos de la muerte, verá con que alegría,
el charro se prepara a cumplir su misión,
rematando las suertes de nuestra charrería,
con el amparo santo de tu amor y perdón.

Por eso en la gloria suenen las espuelas,
relinchen los cuacos, hable el caporal,
que tu Padre Eterno formaras la escuela,
y que siga habiendo fiesta nacional”. 

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