viernes, 30 de septiembre de 2011

EL DÍA QUE LE CAMBIARON EL NOMBRE AL CAPULÍN




En la viña del Señor hay de todo. Esta es una aventura de mi cuaco que la recuerdo con cariño pero a veces no quisiera contar. Todo por no saber bien de las cosas. Hubo una ocasión que a mi penco le salió Haba en el hocico. El Haba Equino es un pequeño tumor que les sale en el paladar o en las encías a los caballos, creado por un hongo. De repente me dí cuenta que el Capulín dejo de comer alfalfa achicalada, que le daba trabajo morder las zanahorias, entonces preocupado fui a ver a Don Sixto Barrera, el papá de Salvador y abuelo de Adrían que vivía por la calle Coronado de Lerdo frente a la casa del Cheno Porras. Le llevé el Capulin a don Sixto y le platiqué que ya no quería comer y que estaba temeroso de que se fuera a enflacar, entonces Don Sixto le abrió el hocico a mi caballo y me dijo: "Lo que el Capulín tienes, es Haba" y me enseñó los dientes del caballo, vi unas pequeñas manchas amarillas entre los dientes y sobre las encías. "Y esto ¿como se le quita Don Sixto?" a lo que el me respondió: "Mira, te voy a dar un polvo para que le talles las encías, y aparte no le des alfalfa achicalada por dos semanas, dale solo avena" Feliz regresé a la casa. Metí al cuaco a su caballeriza y le pedí a mi mamá que me comprara unos diez kilos de avena. Mi madre me compró los diez kilos de avena, pero fueron en hojuela y a granel. Yo le dí de esta avena al caballo y muy tranquilo se la comió. Yo coloqué la caja de la avena detrás de la puerta de la casa. Al día siguiente llegaron los hermanios Álvarez jundo con Don Manuel Dávila a la casa para platicar con mi papá acerca de la charreada que iba a haber el domingo siguiente. Al entrar vieron tras la puerta la caja de avena y me preguntaron: ¿Y esto que es? yo muy orgulloso les dije: "Es avena pa'l Caballo" entonces me volvieron a preguntar "¿Y tu le das de esta avena al Capulín?" "SI contesté muy orgulloso, el Capulín tiene Haba en el hocico y Don Sixto Barrera me dijo que le diera avena". Don Manuel Dávila me contestó: "No Panchío, los caballos no comen de esta avena en hojuela, esta es para bebés, los caballos comen la avena en grano" y a partir de ese momento y por una buena temporada yo escuchaba por el sonido del lienzo: "AHÍ VIENE PANCHO LAVÍN MONTANDO AL TRES MINUTOS"

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