viernes, 30 de septiembre de 2011

NO DEBE HABER CHARREADA SIN MARIACHI



Así es amigos, yo no puedo dejar de pensar que una charreada sin Mariachi, sea charreada. La música mexicana, el huapango, la canción ranchera, el son Jaliciense, deben de acompañar siempre a los charros y sus caballos. Por eso es que el Capulín era muy bailador, nada más escuchaba la música y me escuchaba: "Aja bonito" y comenzaba a bailar. Cuantas veces escuchamos canciones dedicadas a los caballos para que estos se pusieran alegres. Recuerdan: "Caballo Prieto Azabache" "Cabayo Bayo" "Caballo Lobo Gateado" "El Alazán y el Rosillo" "El Moro de Cumpas" "El Siete Leguas" "El Caballo Alazán Lucero" "El Caballo Blanco" "el Pata de Palo" "El Califas" y tantos más. Yo cada vez que escucho la canción que me cantaba Don Salvador Álvarez: "El Cantador" se me enchina la piel y más cuando dice: "Yo le puse el Cantador" y Don Salvador le decía: "Yo le puse el Capulín". Ahora en las charreadas cuando dentro del programa decía: "Saquen las tarimas" ya sabía yo que me iba a tocar bailar, y cuantas veces la Domi y yo bailamos el son de la negra, o las alazanas, o la culebra, piezas musicales que tocaba el mariachi para acompañar a los bailadores y fuera la alegría del público. A veces por no encontrar mariachi se lleva una banda de tambora Sinaloense. También es válido pues Sinaloa también es Mexico, o un conjunto de acordeón y redova. Cuantas veces no me pedían canciones del Piporro a quien siempre quise imitar, y si había un conjunto norteño de redova y acordeón era mejor la imitación. Entonces permítanme decir que sin mariachi, o sin tambora, o sin conjunto norteño, una charreada no sera charreada. Esto se lo debo a la música y a lo buen bailador que era el Capulín.

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